Pigüino Rodríguez
Jul 04 2014 · 0 comments · blog
Hacía calor y llevábamos todo el día bailando entre los escenarios de un festival en Murcia. Allí y para la gente, se organizaba un concurso de disfraces. Un amigo había traído un curioso disfraz de pingüino, que acabaría transformándose en un arma poderosa de destrucción de la dignidad de algunos. Pero a esto llegaremos más tarde.
Ahora que lo pienso parece que nuestra historia en común estuviera vinculada a las fiestas de disfraces. Pingüino y yo nos conocimos en Cádiz.
Carnavales
Una amiga y una servidora íbamos disfrazadas como señales de tráfico; bueno yo iba de pegatina de 110 y ella de señal de 120. Creíamos que nuestro disfraz era original, pero conocimos a otra pareja de estudiantes de arquitectura que habían pensado lo mismo, algo ploteable imprimible y fácil de colocar en un cartón. Sí, estamos todos cortados por el mismo patrón.
Yo acababa de entregar el PFC (el gran monstruo de la carrera de Arquitectura y al que debo, entre otras cosas, esta fobia maldita a cualquier cosa que tenga que ver con ella como oficio) y habíamos decidido pasar la noche en los carnavales de Cádiz. Nunca había estado allí y ahora que estaba al fin liberada ya no tenía excusa.
Llevábamos como compañía un lote de gin tonic que duró menos que una atracción el miércoles de feria. Gracias a eso nos íbamos volviendo más comunicativas y más sociables.
Tengo que confesar que tengo un problema, soy tímida y además un poco antisocial, así que, a veces, beber un poco me viene bien para quitarme, como se dice aquí, la cara de orto.
Al poco rato se nos acercó Spiderman para comentarnos que le habíamos fastidiado la noche, porque estaba muy indignado con la nueva ley de tráfico. El hombre araña se quedó con nosotras un rato y estuvimos hablando (ni recuerdo de qué). Luego tuvo que ir a achicar aguas y me pidió que le sostuviera el cubata.
Entonces me atrapó la telaraña.
Cómo el hombre araña se transformó en pingüino
Esto que acabo de hacer con el relato se llama analepsis externa, osea, una especie de flashback pero más difícil de aprender (tuve ayer el examen de Montaje en Cine y tengo que aprovechar antes de olvidarme de toda esta basura sabiduría).
Volvemos ahora a Murcia, al escenario de conciertos donde habíamos dejado a nuestros protagonistas.
Ésta de aquí estaba entusiasmada con los conciertos. Flaming Lips y su Yoshimi no es algo que pueda ver todos los días. Pingüino sin embargo había preferido quedarse en el campamento base bebiendo un rato más, así que para el momento en que llegó el concierto de los Flaming yo estaba en primera fila, con más amigos, casi llorando de la emoción.
Sin embargo Pigüino Rodríguez estaba perdido y borracho. Mucho más que yo en los Carnavales de Cádiz. Creo que me escribió algún SMS pero yo estaba dándolo todo en los conciertos. Cuando acabaron inicié mi búsqueda, porque todo el mundo me decía que el Pingüino estaba fatal y que me estaba buscando.
Cuando al fin dí con él, había bebido demasiados cubatas. El hombre araña tenía un problema, y es que cuando bebía se transformaba, afloraba su yo diabólico y se enfadaba (conmigo). Entonces asistí a una escena surrealista, en la que intentaba razonar para explicarle que estaba disfrutando de los conciertos mientras la gente lo veía y lo paraba para hacerse fotos, y de paso le daban un poco de sus cubatas; sí, era eso lo que le hacía falta…
La escena fue algo así: Yo explicando que estaba en el concierto. Foto de gente con el pingüino. Y por eso no atendí la llamada. Foto de gente con el pingüino. Y que en cuanto acabó me puse a buscarlo. Foto de gente con el pingüino.
El hombre araña disfrazado de Pingüino seguía en sus trece, refunfuñando. Fríamente yo le advertí que no era serio, que una persona que se disfraza de Pingüino no puede estar enfadada.
Desde entonces Spiderman pasó a ser Pingüino Rodríguez.
Por eso este año por su cumpleaños le hice esta tarjeta con dibujo:
Después le puse un marquito y así quedó en la pared:
Érase una vez un chico disfrazado de pingüino perdido y borracho en un festival de Murcia.
Érase una vez…