
La rodilla y Rohmer
Jul 09 2014 · 0 comments · blog
En los últimos meses me ha dado por dibujar piernas, pies y pantorrillas; las que dibujo son cortitas, con sus pantorrillas mulliditas y sus pies pequeños como de juguete.
Así que cuando en clase pasaron La coleccionista de Eric Rohmer y vi la presentación del personaje de Haydée a partir del plano de sus piernas me vino ésto a la cabeza. Hace ya unos años que vi la rodilla de Clara, también de este director. La cosa va de rodillas, pero una rodilla puede ser un universo.
Estamos acostumbrados a expresar emociones con el rostro, y viene el cine de Rohmer para recordarte que una película puede empezar con una rodilla y desencadenarlo todo.
Las relaciones humanas
Rohmer es uno de los directores que más fielmente retrata las relaciones humanas, y no sólo en lo que se refiere a relaciones amorosas, sino a la relación de cada personaje consigo mismo; los personajes de Rohmer no se conocen, pero ellos creen saber quiénes son, y es en ese momento cuando surge el conflicto que desarrolla en sus películas.
La mayoría de sus personajes no se hacen responsables de sus emociones e intentan racionalizarlas a base de discursos intelectuales acerca del deseo o la ausencia.
Como estoy en modo estudioso, me he zampado en estos días algunas películas más de su filmografía. Las que he visto forman parte de la serie Comedias y Proverbios:
- Pauline en la Playa (Pauline à la plage) (1983)
- Las noches de luna llena (Les nuits de la pleine lune) (1984)
- El rayo verde (Le rayon vert) (1986)
La palabra y la imagen
Rohmer habla con los brazos cruzados y en los títulos le llaman el hombre sin biografía; al menos fue eso lo que escuché en un documental.
Una vez un crítico le recriminó que en sus películas la palabra tenía demasiado peso, que bien podría su cine ser una novela.
Sin embargo sus películas son algo más que lo que dicen sus personajes; el cine le permite a través de la palabra y de la imagen, la confrontación de discurso y comportamiento de los personajes; de esta manera surge una especie de verdad completamente diferente de la letra de los textos y los gestos. Y no lo digo yo, lo dice el propio Rohmer en el libro El gusto por la belleza, que recopila artículos escritos por el director.
Los matices
Más que como un novelista, la forma en la que Rohmer elige sus películas se parece a la forma en la que un compositor de música crea su obra. Al menos en Cuentos morales, Rohmer realiza variaciones sobre los personajes, introduciendo cambios y matices en su comportamiento y presentando distintos tipos humanos, tanto en hombres como en mujeres.
En sus películas realiza un estudio exhaustivo de sus personajes y los sitúa contra las cuerdas de su propia forma de ser. Y como todos los grandes directores no los juzga, los expone, los presenta y los relaciona obligando al espectador a sacar sus propias conclusiones.